Foto: Nobuyoshi Araki
Están marcados los movimientos tibios del deseo.
No son una superficie de aceite frío;
no, una ventosa que nota la asfixia.
Es un color de hueso impreso en el líquido,
la fortuna serena del vagabundo,
el aire extinto de tu muslo fértil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario